En estos tiempos donde el mundo se ha
convertido en una máquina de tentaciones es inevitable que nuestros jóvenes se
sientan atraídos por las cosas que se les ofrece, incluso en nuestras iglesias
muchos jóvenes a diario son tentados de una u otra manera, desde la que nos
parece más tonta (como copiarse en un examen) hasta la que los religiosos
mandarían a excomulgar y auto flagelarse (tentaciones sexuales). Ajá, ¿y qué
pasa con que un joven tenga tentaciones sexuales? Es normal, lo malo, muuuy
malo, es que el joven caiga en esas tentaciones sexuales.
Parece ser que muchos líderes
juveniles se han encerrado tanto en sus cuatro paredes de la iglesia, que sus
ministerios en lugar de ser un sitio agradable donde poder pasarla bien
aprendiendo de Dios, se han convertido en cuarteles de soldaditos de plomo
donde el primero que rompa la formación debe ser dado de baja por no pertenecer
al batallón de los super santos.
Sí, ya sé que dirán que me volví
loco y que estoy en contra de lo que enseña la palabra de Dios. ¡Cuidado! No
estoy de acuerdo con que un joven cristiano siga practicando el pecado, pero
respóndanme algo: Si alguno se cae, ¿lo hundimos más hasta que se vaya de la
iglesia? Pienso que es mejor levantarle con amor, hasta que sea restaurado
completamente.
Para Dios no hay pecados pequeños
ni pecados grandes, solo son pecados. Si Juanito debe irse de la iglesia porque
le acusamos de que cometió pecado sexual, entonces deberíamos correr a Luisa de
la iglesia porque le mintió a su mamá, a Luisito porque se enojó y ofendió a su
hermano y al final, corrernos nosotros mismos porque estamos haciendo acepción
de personas, cosa que Dios no hace.
Por otra parte, si de verdad
queremos que nuestro ministerio juvenil sea efectivo, líderes, en el amor de
Dios, seamos amigos de nuestros jóvenes. Está muy bien que les enseñemos a leer
la biblia, está excelente que tengamos estudios bíblicos todas las semanas,
pero recuerden que los jóvenes no son máquinas de leer biblia, son humanos y el
humano tiene necesidades físicas y necesidades emocionales que deben ser
atendidas de otra forma. Es allí donde entra la amistad. No hay nada de malo en
decir que un día no vamos a estar dentro de la iglesia leyendo la biblia porque
nos vamos al cine, no hay nada de malo en ir por helado. Salgamos al parque, a
distraernos, a la montaña, relacionemonos como jóvenes cristianos.
Por esto que voy a decir tuve
críticas muy fuertes ya, pero debo decirlo. Lo que la iglesia no le ofrece a
nuestros jóvenes, se los ofrece el mundo. Y es ahí donde muchos carros chocaron
y comenzó el acabose. Relájense, no estoy diciendo que la iglesia debe ser un
club, o una disco donde vamos por unos tragos y a bailar y a cuadrar pareja,
¡NO! Pero pendientes con esto; todos hemos escuchado que “Satanás se presenta
como ángel de luz” y ¿entonces qué sucede? Cuando la iglesia no te ofrece su
confianza, conoces a tu mejor amigo que es inconverso, cuando la iglesia no te
escucha, alguien afuera lo hace, cuando la iglesia no te da más consejos que no
sean “Lee la Biblia”, entonces viene alguien del mundo y te da el consejo más
malo del planeta, pero ese te ofreció su amistad y en ese decidiste creer. ¿Y
qué pasó después? ¡SE LLAMABA! Ya no fue más a la iglesia y se fue a practicar
las cosas del mundo.
¿Por qué cuesta tanto compartir
entre jóvenes cristianos? Esto no es vivir el mundo purificado, esto no es
posmodernidad, esto es dejar de ser religiosos y comprender que no somos
cristianoides programados para leer biblia y hacer el bien. Somos humanos
transformados por la sangre de Cristo a los que NOS GUSTA LEER LA BIBLIA Y
HACER EL BIEN. Es diferente, ¿no?
No busquemos programar a nuestros
jóvenes. Hacemos que los jóvenes lleguen a la presencia de Dios cuando nuestra
amistad con ellos refleja que Dios ha sido nuestro amigo primero y que por ese
amor que él nos dio, nosotros los amamos a ellos.
Yo sé que Pablo dijo que no nos
conformáramos a este siglo y que nos renováramos por medio de la transformación
de nuestro entendimiento, eso es cierto e irrefutable, peeero, hay un pero.
¿Qué pasa cuando nos estamos conformando dentro de la iglesia y no vamos por
más? Cuidado con esto, la iglesia no debe cambiar al joven en cuanto a su
condición de joven, debe cambiarlo en cuanto a su forma de actuar. No
pretendamos que lleguen y usen camisa, corbata, saco y una biblia bajo el
brazo; ese no es el joven de hoy. Es lamentable que en estos tiempos estemos
tan ocupados en que nuestros jóvenes no se contaminen con las cosas del mundo,
que olvidamos enseñarles cómo ganar al mundo para Cristo.
Hagamos que los jóvenes se
sientan bien, que disfruten viniendo a la presencia del altísimo, no que lo
hagan por obligación o porque si no lo haces te vas al infierno.
Leonel Zapata
¡Buena esa!
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