miércoles, 28 de diciembre de 2016

La última jugada


Año 2010, transcurría la final de la copa mundial de Fútbol en Sudáfrica, me recuerdo sentado en la cama de mi vieja habitación en la casa de mi abuela, pegado al televisor con los pies helados y el corazón super acelerado. Holanda y España se disputaban la gloria, solo uno podría salir vencedor. Los dos equipos se mostraban sólidos, ninguno bajaba los brazos. Partido de ida y vuelta, no hubo lugar para el medio campo, ambos equipos generaban ocasiones de gol. Yo quería que ganara España. Pase filtrado, Holanda crea una oportunidad clarísima, Robben 1 a 1 frente al portero, Casillas, apenas con el pie, logra sacarla y se salva España. Casi me da un infarto. 

Final del tiempo reglamentario, se mantiene el 0 en ambos arcos. Mis pies continúan como panelas de hielo y mi corazón no latía, redoblaba. La primera mitad de la prórroga continúa con la misma intensidad que los primeros 90 minutos, pero acaba con el mismo resultado, ningún equipo había logrado batir al portero; continúa la segunda parte de la prórroga y en los últimos 5 minutos comienza una jugada de España, fue como un ciclón hacia adelante, arrastrando marcas de rivales y haciendo magia, dándolo todo hasta el final, en el borde del área Cesc Fábregas se consigue con un balón rechazado, Andrés Iniesta se coloca en buena posición, Cesc envía el pase hacia él, sólo queda batir al portero, Iniesta remata cruzado y... ¡GOOOOOOL! lo grité, salté en la cama, pero allí no terminó todo. Faltaban 5 minutos más, ahora el plan era defenderlo. Acabado todo, España se hace acreedora de su primera copa mundial de la FIFA. La primera estrella para el escudo de su federación. ¡Qué recuerdo! ¡Qué final!



Hace unos días me hicieron una pregunta: "¿Qué fue lo mejor que te pasó este año?" Quise responder, lo pensé y traje a mi mente recuerdos de cosas geniales que me pasaron este año, sitios donde toqué que fueron espectaculares, personas increíbles que conocí, pero en ese justo momento pensé en algo que me hizo callar y no dar una conclusión. 

Verán, creo que ese mismo día o un día antes, estuve jugando triviador mundo (un juego de preguntas interesantes en Facebook), en el juego uno trata de conquistar la mayor cantidad de territorio en un mapamundi. Yo tenía el peor puntaje y la peor extensión de tierra. De 3 competidores yo era el tercero. Estuve intentando mejorar y no podía, no pegaba ni por suerte una respuesta. Estuve a punto de abandonar la partida y dejar el juego. Inicia la última ronda y el último turno de ataque era el mío, después de mí, la partida se acabaría y yo perdería. Un turno antes de mí, otro competidor fue eliminado completamente y solo quedó un imperio enorme contra mí. Yo solo tenía un turno, así que decidí arriesgarlo todo, no tenía nada que perder, y apunté hasta el castillo de aquel gran imperio, debía responder correctamente y contra el tiempo 3 preguntas, y tal cual como en una película, respondí una, respondí dos, y en la tercera, cuando creí que no respondería bien... ¡BOOM! acerté, y gané la partida, y mi imperio se extendió por todo aquel mapamundi. Obtuve el mayor puntaje  y mis oponentes quedaron en 0. 

Eso lo recordé mientras trataba de responder aquella pregunta acerca de lo mejor que me pasó este año y pensé: "Espera, mi año aún no termina. Me quedan unos días más, algo más puede pasar". Y mi respuesta entonces fue: "Te responderé el 31 de diciembre a las 11:59:59", porque nada está terminado hasta que se termina, pero depende en gran medida de lo que yo haga. 

Imaginen que en aquella final del mundial del 2010, Iniesta hubiera dicho: "Ah, ya quedan 5 minutos, guardaré mi fuerza para ir a los penales". ¿Qué hubiese pasado si él hubiese bajado sus brazos? Total, ya había llegado a la final... "Bueno, lo importante es participar"... Espera, eso no fue lo que pasó, aún quizás en su último intento, cuando ya todo estaba a punto de terminar, él lo dio todo, arriesgó todo, hizo su apuesta final: Todo o nada. No se conformó. 

Hoy la historia nos recuerda aquella final como una gran final, España lo recuerda como su única copa, Iniesta se hizo leyenda viva. España lo celebra como su héroe. Tal vez, en algún otro año, alguien vuelva a darle esa alegría a España, tal vez de una manera más bonita, pero Andresito siempre será el primero en lograrlo. 

Ahora que quedan pocos días para que termine el año, ¿por qué muchos lo han dado por acabado? Yo insisto, creo que algo más puede suceder, de hecho me esfuerzo para que suceda. La biblia nos recuerda la historia de alguien que con una edad avanzada y quizás contra todo pronóstico, no se conformó, él soñó con algo más y lo reclamó: 

Por eso te pido que me des la región montañosa que Dios me prometió aquel día. Tú bien sabes que los descendientes del gigante Anac viven en ciudades grandes y bien protegidas. Pero con la ayuda de Dios los podré desalojar, y así conquistaré esas ciudades, tal como Dios lo prometió. (Josué 14:12)


Ese era Caleb, que ya contaba con bastantes años encima y con una larga trayectoria. Él fue quien, años atrás, fue con Josué y otros más a espiar la tierra prometida. La historia nos cuenta que solo ellos dos no se asustaron. Y ésto me habla de alguien que ya tenía renombre por su valentía, nadie podría haber dicho que no hizo nada bueno. Pero aún así, Caleb no se conforma y dice: "Dame lo que Dios me prometió, porque aunque allí vive gente difícil, con la ayuda de Dios yo los saco de allí". Y en su prórroga, cinco minutos antes del final, Caleb, como Iniesta, anota el gol de su vida.

¿Sabes? quizás no se trata de el año solamente, sino de la vida. ¿Ya la diste por acabada? ¿Crees que ya lograste todo lo que debías? Creo que aún te quedan algunas oportunidades más para hacer cosas mejores. Arriesgate, ¿tienes algo que perder? entonces que sea el miedo, ¿tienes algo que ofrecer? que sea tu esfuerzo. ¿Tienes algo que ganar? que sea lo que Dios te prometió. Porque aunque no se haya cumplido hasta ahora; si Él lo prometió, eso se va a cumplir. Sino, preguntale a Caleb. 

Leonel Zapata 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

El boleto dorado

Debo confesar que esto no lo saqué de una de mis películas favoritas. Para nada. Charlie y la fábrica de chocolates nunca me pareció una gran película, sobre todo por la crueldad de Willy Wonka y por otras cosas que me parecían algo desagradables; si piensas o pensabas como yo, dame esos cinco y espérate un ratito, que tal vez te cambie la manera de pensar… me sucedió a mí. Pero así es Dios, te habla cuando menos te lo esperas y con lo que menos te esperas.

Charlie Bucket, un pequeño niño con un gran sueño y con pocas probabilidades de cumplirlo, pues su familia tenía muy bajos recursos. Su gran sueño era visitar la fábrica de chocolates de Willy Wonka, pero imposible, ¿no? Sin dinero, ¿quién podría ir? Y a su edad, menos.

Por aquellos días, Willy decide colocar algunos boletos dorados en las barras de chocolate Wonka, solo cinco boletos para ser específicos, y las personas que consiguieran alguno de los boletos, podrían visitar la fábrica. Charlie consiguió un billete en la calle, y se compra una barra de chocolate… espera, ¿qué? Tal vez tú y yo habríamos comprado algo de comer, o hubiésemos ayudado a nuestra familia si estuviésemos en la misma condición, pero él no, él fue a comprar chocolate. Abre el empaque y acto seguido, aparece sorpresivamente un boleto que le ilumina la cara no solo por el resplandor, sino por la sonrisa que se le dibuja y la ilusión de saberse ganador de una visita al lugar que más anhelaba en su vida.

De inmediato aparecieron varias personas que intentarían a toda costa obtener el boleto; grandes sumas de dinero estaban a su disposición si decidía renunciar al boleto y entregárselo a otra persona. “¡Hey, chico!, no hay nada de comer en casa, recuerda”, pero el dueño de la tienda interviene oportunamente y le dice que vaya a su casa y que no se deje quitar el boleto por nadie.

A salvo el boleto, llega a su casa y lo muestra a su familia; su abuelo celebra. Pero el pequeño Charlie recuerda la precaria situación de su familia y reflexiona. Si vendiera el boleto, tal vez obtendría dinero para ayudar a su familia, pero ¿y su sueño? Estaba convencido de que debía renunciar a él, después de todo sería por una causa justa. Su abuelo interviene con una frase que a mí me ha dejado paralizado y aquí va: “Hay mucho dinero en la calle y a diario imprimen más. De éste boleto hay solo cinco en el mundo. Solo un bobo lo cambiaría por algo tan común como el dinero… y tú no eres bobo.”

Stop! No te explicaré la frase, solo quiero que recuerdes cuántas veces pensaste en renunciar a tus sueños porque sencillamente no son lucrativos, o porque no tienes el dinero suficiente para lograrlos. Qué triste sería que te preguntaran por tus sueños y tengas que compararlos con tu salario actual y tu trabajo actual. Es triste conocer personas que renuncian a sus sueños por dinero, pero viven frustrados porque no aman lo que hacen. ¿Tienes un sueño? Créeme que vale la pena luchar por él, aunque parezca que debes renunciar a él. El dinero es demasiado común, tus sueños no lo son, y si crees que son pequeños, entonces comienza a soñar más grandes.

Una vez me dijeron que mi Dios sería del tamaño que fuesen mis sueños, y al principio no lo entendí, pero ciertamente, si sueñas pequeño es porque no crees que Dios puede hacer algo mucho más grande.

Déjame contarte el final. Después de tanto recorrido y ver cómo otros niños son echados de la fábrica, Charlie gana. ¿Gana? Sí, gana. El señor Wonka solo andaba en busca de un heredero para dejarle su fábrica, y éste pequeño niño se convertiría en el dueño de aquella enorme y exitosa fábrica. ¿Será que ahora Charlie podría ayudar a su familia? Yo creo que sí. Ahora la decisión es tuya, ¿venderás tu boleto dorado?

Filipenses 4: 19 Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús (NVI).


- Leonel Zapata

lunes, 12 de diciembre de 2016

Verdades Incómodas

En estos tiempos donde el mundo se ha convertido en una máquina de tentaciones es inevitable que nuestros jóvenes se sientan atraídos por las cosas que se les ofrece, incluso en nuestras iglesias muchos jóvenes a diario son tentados de una u otra manera, desde la que nos parece más tonta (como copiarse en un examen) hasta la que los religiosos mandarían a excomulgar y auto flagelarse (tentaciones sexuales). Ajá, ¿y qué pasa con que un joven tenga tentaciones sexuales? Es normal, lo malo, muuuy malo, es que el joven caiga en esas tentaciones sexuales.

Parece ser que muchos líderes juveniles se han encerrado tanto en sus cuatro paredes de la iglesia, que sus ministerios en lugar de ser un sitio agradable donde poder pasarla bien aprendiendo de Dios, se han convertido en cuarteles de soldaditos de plomo donde el primero que rompa la formación debe ser dado de baja por no pertenecer al batallón de los super santos.

Sí, ya sé que dirán que me volví loco y que estoy en contra de lo que enseña la palabra de Dios. ¡Cuidado! No estoy de acuerdo con que un joven cristiano siga practicando el pecado, pero respóndanme algo: Si alguno se cae, ¿lo hundimos más hasta que se vaya de la iglesia? Pienso que es mejor levantarle con amor, hasta que sea restaurado completamente.

Para Dios no hay pecados pequeños ni pecados grandes, solo son pecados. Si Juanito debe irse de la iglesia porque le acusamos de que cometió pecado sexual, entonces deberíamos correr a Luisa de la iglesia porque le mintió a su mamá, a Luisito porque se enojó y ofendió a su hermano y al final, corrernos nosotros mismos porque estamos haciendo acepción de personas, cosa que Dios no hace.

Por otra parte, si de verdad queremos que nuestro ministerio juvenil sea efectivo, líderes, en el amor de Dios, seamos amigos de nuestros jóvenes. Está muy bien que les enseñemos a leer la biblia, está excelente que tengamos estudios bíblicos todas las semanas, pero recuerden que los jóvenes no son máquinas de leer biblia, son humanos y el humano tiene necesidades físicas y necesidades emocionales que deben ser atendidas de otra forma. Es allí donde entra la amistad. No hay nada de malo en decir que un día no vamos a estar dentro de la iglesia leyendo la biblia porque nos vamos al cine, no hay nada de malo en ir por helado. Salgamos al parque, a distraernos, a la montaña, relacionemonos como jóvenes cristianos.

Por esto que voy a decir tuve críticas muy fuertes ya, pero debo decirlo. Lo que la iglesia no le ofrece a nuestros jóvenes, se los ofrece el mundo. Y es ahí donde muchos carros chocaron y comenzó el acabose. Relájense, no estoy diciendo que la iglesia debe ser un club, o una disco donde vamos por unos tragos y a bailar y a cuadrar pareja, ¡NO! Pero pendientes con esto; todos hemos escuchado que “Satanás se presenta como ángel de luz” y ¿entonces qué sucede? Cuando la iglesia no te ofrece su confianza, conoces a tu mejor amigo que es inconverso, cuando la iglesia no te escucha, alguien afuera lo hace, cuando la iglesia no te da más consejos que no sean “Lee la Biblia”, entonces viene alguien del mundo y te da el consejo más malo del planeta, pero ese te ofreció su amistad y en ese decidiste creer. ¿Y qué pasó después? ¡SE LLAMABA! Ya no fue más a la iglesia y se fue a practicar las cosas del mundo.

¿Por qué cuesta tanto compartir entre jóvenes cristianos? Esto no es vivir el mundo purificado, esto no es posmodernidad, esto es dejar de ser religiosos y comprender que no somos cristianoides programados para leer biblia y hacer el bien. Somos humanos transformados por la sangre de Cristo a los que NOS GUSTA LEER LA BIBLIA Y HACER EL BIEN. Es diferente, ¿no?

No busquemos programar a nuestros jóvenes. Hacemos que los jóvenes lleguen a la presencia de Dios cuando nuestra amistad con ellos refleja que Dios ha sido nuestro amigo primero y que por ese amor que él nos dio, nosotros los amamos a ellos.

Yo sé que Pablo dijo que no nos conformáramos a este siglo y que nos renováramos por medio de la transformación de nuestro entendimiento, eso es cierto e irrefutable, peeero, hay un pero. ¿Qué pasa cuando nos estamos conformando dentro de la iglesia y no vamos por más? Cuidado con esto, la iglesia no debe cambiar al joven en cuanto a su condición de joven, debe cambiarlo en cuanto a su forma de actuar. No pretendamos que lleguen y usen camisa, corbata, saco y una biblia bajo el brazo; ese no es el joven de hoy. Es lamentable que en estos tiempos estemos tan ocupados en que nuestros jóvenes no se contaminen con las cosas del mundo, que olvidamos enseñarles cómo ganar al mundo para Cristo.

Hagamos que los jóvenes se sientan bien, que disfruten viniendo a la presencia del altísimo, no que lo hagan por obligación o porque si no lo haces te vas al infierno.

Leonel Zapata



jueves, 22 de septiembre de 2016

Sin Redes

Creo que todos hemos tenido situaciones donde necesitamos decidir algo y no sabemos qué hacer. Decidir, no siempre es lo más fácil y menos cuando tienes que dejar algo que te beneficia o te gusta. Cuando toca dejar ese tipo de cosas, siempre hay susto, porque no sabemos qué sucederá después. ¿Y si no me va bien?

Ahora el punto es, cuando Dios pide que tomemos decisiones en nuestras vidas que nos dan miedo. En ocasiones Dios prueba nuestra fe pidiéndonos que hagamos cosas que al ojo humano son una locura, ¿les ha pasado?

En la biblia encontramos historias donde Dios pidió que hicieran locuras, tal es el caso de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:8-16). Ella y su hijo solo tenían para preparar una sola comida y luego echarse a morir, porque no tenían nada más para comer, y Elías le pide de comer, y de paso, que le dé a él primero y luego haga para ellos. Creo que ninguno de nosotros aceptaría la propuesta. Lo lógico es primero alimentar al niño, luego me alimento yo y bueno, si queda, le preparo algo a la visita, o ni siquiera, lo que queda lo guardo para el desayuno.

Creo que todos alguna vez hemos presenciado un espectáculo de circo, aunque sea por TV y hemos visto a los trapecistas. Se balancean de un lado a otro y hacen sus saltos de aquí para allá, pero debajo tienen una red por si falla el salto. Si se caen, algo los sostendrá. Si no hubiese red, yo creo que ninguno saltaría. Hay una canción de una de mis bandas favoritas que dice: “Decidí saltar sin redes y esperar que tu mano me sostenga” y esto fue lo que hizo la viuda, se lanzó sin redes, con la convicción de que Dios había dicho algo y él la sostendría. La promesa para ella era que no habría escasez en su casa hasta el momento en que volviera la lluvia. Ella confió y la promesa de Dios se cumplió. 

Si Dios lo pide, hazlo

Muchas veces el miedo nos impide avanzar, escuchamos la voz de Dios darnos una palabra y por miedo a perder lo que tenemos actualmente, dudamos de lo que Dios dijo y no avanzamos hacia sus promesas. Aunque las situaciones te sean adversas, ve hacia a adelante. Tal vez no sea lo más cómodo, tal vez se presenten situaciones por las cuales nunca quisiste pasar, pero Dios está en control y sabe lo que hace, y dice la biblia que sus planes para nosotros no son de mal, sino para bien (Jeremías 29:11 TLA).

Les contaré mi historia: Duré un año y ocho meses trabajando en un supermercado; era una ventaja grandísima por la situación del país. Podía conseguir los productos y todo eso, pero en un momento comencé a sentirme mal en ese sitio, comencé a sentir que ese no era mi lugar, que debía salir de allí y comencé a orar hasta que Dios respondió y dijo que saliera de allí. Debo confesar que eso me causó pánico, pero tenía la confianza de que era Dios quien me lo pedía. El día que iba a llevar la carta de renuncia a mi trabajo, me desperté de madrugada con mucho miedo, porque me iba a lanzar a renunciar a mi trabajo seguro y con ciertas comodidades y no tenía más nada, ninguna otra entrada de dinero. Y en ese momento le dije a Dios que, si era su voluntad sacarme de allí, que trajera paz a mi corazón y que me quitara el miedo. Y así fue, Dios respondió en el acto y se llevó la inseguridad que sentía. Luego de eso, no puedo negarlo, pasé momentos difíciles, pero hoy puedo decir que su mano me ha sostenido. No es una red como la de los trapecistas, porque quizás físicamente no la veo, pero sí vi cómo a través de todo éste proceso, Dios obró a mi favor y a favor de mi familia.

Deja que Dios te dirija:

Muchas veces nos llevamos golpes innecesarios en nuestra vida por no permitir que Dios dirija nuestros planes. Dios nos pide algo y hacemos todo lo contrario. Y ¡BOOM! Y cuando nos damos el golpe, lloramos diciendo “¿por qué a mí?”. Tal es el caso de Jonás. Dios le pidió ir a Nínive y él no quiso. Se fue a otro lado y ya sabemos cómo termina la historia. (Jonas 1).

Sobreponte a los obstáculos:

Tu fe y tu convicción de lo que Dios quiere hacer contigo debe ser tan grande que no importe lo que se ponga frente a ti. Obstáculos siempre habrán, tormentas siempre habrán, pero de tu lado está Dios, no te desesperes, no te rindas, solo confía. Los discípulos estaban en la barca con Jesús y la tormenta los azotó, y se desesperaron, pero tenían a Jesús en la barca y Jesús se levantó y solo ordenó que el mar enmudeciera y así sucedió (Mateo 8:23-27 TLA).

Hoy quiero decirte que no importa lo que suceda en tu vida, porque si tienes a Dios de tu lado, Él te cuidará, en algún momento hará callar la tormenta. Insisto, no te desesperes, porque Él sabe lo que hace. La palabra dice en Romanos 8:28 que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Así que anímate, Dios permite procesos en nuestras vidas para formarnos, para cambiar cosas de nosotros que no están bien y para fortalecernos.

Dios no ha terminado contigo y su propósito en ti se cumplirá a pesar cualquier circunstancia, aunque no veas el panorama bonito. (Filipenses 1:6 TLA).

Si Dios te lo pide, lánzate sin redes, que su mano estará allí para sostenerte. No te dejará caer, Él te cuidará. (Salmo 121:3-4 TLA)

lunes, 21 de marzo de 2016

Una historia común poco contada

Existen cientos de historias en la Biblia, muchas nos parecen geniales y las relatamos con frecuencia, en nuestras iglesias las escuchamos una y otra vez y aprendemos de ellas; canciones hablan acerca de ésto, pero hay una historia que en lo personal he escuchado poco y las veces que la escuché, fue con poca profundidad. Tal vez hay otras historias con éstas características, pero a mí ésta me ha impactado. 

Es la historia de un ladrón, asesino, acusado de sedición, preso y a punto de ser sacrificado. Falta poco para su ejecución, no hay nada que pueda hacer para librarse de su condena, es culpable; él lo sabe, yo lo sé, y también Jesús lo sabía. 

Barrabás era su nombre, y ya conocemos lo que sucedió. Ahora imaginemos: Barrabás en su celda, cuando de pronto escucha los pasos del guardia romano. Tal vez pensaba que había llegado su hora; no se mueve, está resignado, sabe que vienen por él. 

El guardia abre el cerrojo, Barrabás está de espaldas a la puerta y no voltea, solo espera y escucha las palabras del guardia: "Eres libre; alguien tomó tu lugar y ya puedes irte". Impresionante, ¿cierto? Pero es una historia muy común. ¿No me crees? Bien, vamos a hacer algo interesante. 

Cambiemos el nombre de Barrabás. Coloca el tuyo, yo colocaré el mío. ¿Te diste cuenta? Allí está tu nombre en la Biblia, y el mío también. Y no de la mejor manera. Hay cargos en nuestra contra. Hemos cometido pecado; somos culpables, tú lo sabes, yo lo sé y también Jesús lo sabe. 

Poco para el juicio, nos aguarda la muerte como paga por nuestros pecados, estamos en la celda. Y pasa algo impresionante, Jesús toma tu lugar, toma el mío, decide Morir. Los cargos en nuestra contra son levantados, ya nadie te acusa, no hay condena, Jesús pagó el precio y anuló el acta que estaba en nuestra contra. El justo por los injustos. Fue a la cruz a morir. Él lo hizo por Barrabás, y también por ti y por mí para darnos vida. 

"Y a vosotros, estando muertos en  pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la la cruz" 
                                                   Colosenses 2:13-14 



Leonel Zapata

Referencia: Todavía remueve piedras, capítulo 11, Max Lucado. 







viernes, 6 de noviembre de 2015

Soy Leyenda

Una de mis películas favoritas cuenta la historia del Teniente Coronel Robert Neville, un virólogo del ejercito de EE.UU, que enfrenta la peor epidemia conocida en el mundo. La ciudad de New York se ve afectada por un terrible virus, que inicialmente fue sarampión modificado genéticamente para ser utilizado como la cura del cáncer, pero dicho virus mutó, causando que una bacteria pusiera en estado de 'zombies' a gran parte de la población. 

Robert es, según la película, probablemente el único hombre no infectado que se encuentra en la ciudad, y desde su casa realiza estudios acerca de la extraña enfermedad y trabaja en pro de encontrar una posible cura, al mismo tiempo que por las noches se refugia y se protege de las sombrías criaturas que solo a la luz de la luna salen de sus guaridas para arrasar lo que encuentran a su paso y a atacar la casa de Robert, quien se defiende con grandes reflectores de luz para ahuyentarlos. 

El virus se contagia por contacto con la bacteria o por una mordida de los 'zombies', pero Robert es mordido por uno de ellos cuando entra a una de las guaridas buscando a su perra, y no se contagia con la enfermedad, y descubre que es inmune, lo que podría significar que en su propia sangre estuviese la cura para el virus. 

Hace unos días realizaba una encuesta a mis contactos de Facebook donde les preguntaba cual era, a criterio de ellos, la peor enfermedad del mundo. Muchos coincidieron que es el VIH, otros Ébola, otros hablaron de depresión, mentiras, falta de perdón, otros dieron nombres extremadamente raros, de esos donde uno siempre (con cara de menso) le pregunta al doc: ¿y eso se come?

Un montón de años atrás el mundo se vio afectado por la peor enfermedad nunca antes vista, que transformó al hombre en un muerto caminante, en un 'zombie' y no fue una película. Los infectados buscaron esconderse porque la luz les hacía daño. Estoy hablando de una enfermedad capaz de matar el alma, capaz de dejar sin vida a quien aparentemente está vivo. El pecado entró a la humanidad cuando el hombre desobedeció a Dios. No hubo una alteración genética de un virus para curar el cáncer, pero sí hubo una alteración al diseño original de Dios. El hombre alteró su propósito y se pervirtió y en ese mismo momento murió (Génesis 3). A causa de ésta enfermedad (pecado), el hombre murió espiritualmente. 

Pero no todo estaba perdido. Un hombre. No un virólogo, no un Teniente Coronel. Fue enviado desde el cielo a un mundo contaminado y nació de una mujer contaminada. Pero él no se infectó. En otras ocasiones fue, si se quiere, mordido por los 'zombies' cuando hablaban mal de él y le atacaban, pero él no se contagió. Él sabía que era inmune; él sabía cual era la cura. 

El final de la película nos cuenta que Robert descubre que el antídoto hecho a partir de su sangre había comenzado a surtir efecto en un espécimen, pero el ataque del resto se hacía cada vez más fuerte, por lo cual él decide entregar un frasco con la cura a otras personas que se refugiaron y él se sacrifica, hace estallar una granada y muere junto a quienes lo atacaban, pero en la vida real no fue ese el final. El hombre del que hablaba hace un rato se llama Jesús. Su sangre fue la cura para la enfermedad, se entregó, derramó su sangre, su vida y su amor por todos nosotros que estábamos contaminados, pero ese no fue el final.  Aparentemente había vencido la enfermedad, dando muerte a quien tenía la cura y creyendo que así se anularía el efecto de la sangre derramada. Hubo silencio. Una tumba, una gran piedra. Pero eso no le detuvo. Jesús se levantó de la tumba, quitó la piedra y venció la mayor epidemia mundial de la historia, derrotó el pecado y nos dio la cura. Nos dio vida. Ya no somos 'zombies', en Jesús tenemos la cura. Él no es leyenda, Él es la vida.

Leonel Zapata






martes, 20 de octubre de 2015

En la panza del pez

Sí, en la panza del pez es el nombre de éste artículo; normalmente se diría que estamos en 'la boca del lobo', pero no, esta vez es la panza del pez. Una canción infantil que se cantaba en la iglesia donde iba, dice: "Jonás no le hizo caso a la palabra de Dios, por eso al mar profundo la gente lo tiró y vino un pez muy grande y -glup- se lo tragó, porque no le hizo caso a la palabra de Dios", y tal vez acabo de tirar la cédula, pero eso le sucedió a Jonás. 

Jonás un día recibió un mensaje de parte de Dios, donde se le ordenaba que se dirigiera a la ciudad de Nínive y que les dijera que ya Dios había visto lo malvados que eran, pero en lugar de ir a Nínive, Jonás pensó que podría encontrar un lugar donde Dios no lo molestara, pensó que podía huir para no cumplir lo que Dios le había mandado. 

Jonás no sabía el problema en que se estaba metiendo. Cuestionó a Dios y por si fuera poco, decidió no hacerle caso y hacer todo lo contrario a lo que Dios le había ordenado. Es como cuando mamá te manda a limpiar el cuarto y te pones a jugar en la pc. La furia que se desata no es normal; te metiste en un problema por desobediente. Bueno, ahora imagínate la magnitud del problema que se le vendría encima a Jonás; no había desobedecido a mamá, solo a Dios, nada más y nada menos. 

Bueno, nuestro amigo pagó un pasaje y se montó en un barco para irse lejos del propósito de Dios... sí, se que te diste con la mano en la frente pensando en semejante tontería, pero espera, solo continúa leyendo. Jonás se fue en un barco y en alta mar el barco fue azotado por una tormenta terrible, las olas eran muy altas y el viento soplaba tan fuerte que el barco estaba a punto de ser destruído y Jonás dormía -¿cómo?- Dormía, Jonás estaba dormidote mientras los marineros asustados luchaban por mantener el barco y remaban con todas sus fuerzas para poder llevar el barco a la orilla. Comenzaron a aligerar la carga, comenzaron a lanzar cosas al mar y seguían cerca de hundirse, comienzan a pedir a sus dioses que los salven, pero nada sucedía y el capitán ve a Jonás quizás con la boca abierta y en el quinto sueño y lo manda a levantarse y que se ponga a pedir a Dios que los salve. Dice la biblia que luego echaron suertes para ver quién era el culpable de lo que les estaba sucediendo y adivinen quien resultó culpable (música de suspenso)... Jonás. Y yo me imagino que los marineros tenían ganas de liquidarlo, porque ciertamente era su culpa, y él tuvo que reconocerlo y pedir ser lanzado al mar para que se calmara la tormenta. Dicho y hecho, hombre al agua y se calmó todo. 

Pero allí no terminó todo, de paso vino un pez enorme y se tragó a Jonás. Ahora él estaba literalmete en la panza del pez, había naufragado y ahora era alimento para peces. Me pregunto: ¿no era más sencillo ir a Nínive? En ocasiones Dios nos pide hacer algo y solo porque no nos gusta lo que nos toca hacer, o porque nos saca de nuestra comodidad, decidimos no hacerlo, pero déjame decirte un secretito: Si Dios ha determinado algo para ti, aunque te escondas, aunque te vayas, aunque no te dé la gana, eso se tiene que cumplir y quizás vas a tener que entenderlo por las malas. 

Pasaron tres días y tres noches para que Jonás saliera de la panza del pez, pero allí dentro sucedió algo. Dice la biblia que desde la panza del pez, Jonás hizo un oración no de miedo, no de desesperación y no de súplica, fue una oración de agradecimiento a Dios por haberlo salvado, porque el pez fue un instrumento que Dios utilizó para salvarlo del mar donde tendría una muerte segura. También imagino yo que estando dentro del pez, Jonás muchas veces se preguntaría por qué no se fue directamente a Nínive, si era más sencillo. Tuvo que reconocer que lo había hecho mal. Sale del pez y vuelve a recibir un mensaje de Dios, y otra vez Dios le pide lo mismo, pero ésta vez su actitud fue otra, ésta vez tuvo que obedecer. 

Jonás se fue a Nínive, e hizo lo que Dios le estaba pidiendo. Pero escogió el camino largo, y sus acciones tuvieron consecuencias que pudo evitar. Cuando desobedeces a Dios, retrasas su propósito para ti. ¿Te ha pedido Dios a ti algo que no quieres hacer? ¿Qué vas a decidir? si te quieres escapar, muy probablemente habrá tormenta y tendrás que ser lanzado al mar y ese mar duele, ese mar lastima y desespera, pero espera, hay algo más... Cuando Jonás ora desde la panza del pez, él dice que estando en el mar a punto de morir, se acordó de Dios y oró y su oración llegó a su santuario y Dios envió a un pez para salvarlo. ¿Estás tú en éste momento en ese mar donde no sabes qué hacer? Pide ayuda, Dios te escuchará. Pero tienes que tomar la decisión de hacer la voluntad de Dios para tener paz, obedecer para ser feliz y tener bendiciones. El propósito de Dios en ti se cumplirá aunque no quieras y donde te escondas, Dios te irá a buscar. Así que la próxima vez que Dios te pida algo, mírate en el espejo de Jonás y decide bien qué vas a hacer. 

Leonel Zapata




La última jugada

Año 2010, transcurría la final de la copa mundial de Fútbol en Sudáfrica, me recuerdo sentado en la cama de mi vieja habitación en la ca...