lunes, 21 de marzo de 2016

Una historia común poco contada

Existen cientos de historias en la Biblia, muchas nos parecen geniales y las relatamos con frecuencia, en nuestras iglesias las escuchamos una y otra vez y aprendemos de ellas; canciones hablan acerca de ésto, pero hay una historia que en lo personal he escuchado poco y las veces que la escuché, fue con poca profundidad. Tal vez hay otras historias con éstas características, pero a mí ésta me ha impactado. 

Es la historia de un ladrón, asesino, acusado de sedición, preso y a punto de ser sacrificado. Falta poco para su ejecución, no hay nada que pueda hacer para librarse de su condena, es culpable; él lo sabe, yo lo sé, y también Jesús lo sabía. 

Barrabás era su nombre, y ya conocemos lo que sucedió. Ahora imaginemos: Barrabás en su celda, cuando de pronto escucha los pasos del guardia romano. Tal vez pensaba que había llegado su hora; no se mueve, está resignado, sabe que vienen por él. 

El guardia abre el cerrojo, Barrabás está de espaldas a la puerta y no voltea, solo espera y escucha las palabras del guardia: "Eres libre; alguien tomó tu lugar y ya puedes irte". Impresionante, ¿cierto? Pero es una historia muy común. ¿No me crees? Bien, vamos a hacer algo interesante. 

Cambiemos el nombre de Barrabás. Coloca el tuyo, yo colocaré el mío. ¿Te diste cuenta? Allí está tu nombre en la Biblia, y el mío también. Y no de la mejor manera. Hay cargos en nuestra contra. Hemos cometido pecado; somos culpables, tú lo sabes, yo lo sé y también Jesús lo sabe. 

Poco para el juicio, nos aguarda la muerte como paga por nuestros pecados, estamos en la celda. Y pasa algo impresionante, Jesús toma tu lugar, toma el mío, decide Morir. Los cargos en nuestra contra son levantados, ya nadie te acusa, no hay condena, Jesús pagó el precio y anuló el acta que estaba en nuestra contra. El justo por los injustos. Fue a la cruz a morir. Él lo hizo por Barrabás, y también por ti y por mí para darnos vida. 

"Y a vosotros, estando muertos en  pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la la cruz" 
                                                   Colosenses 2:13-14 



Leonel Zapata

Referencia: Todavía remueve piedras, capítulo 11, Max Lucado. 







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