Estamos a horas de haber comenzado un año nuevo y por ende, a pocas horas de haber acabado el que pasó. En las redes se han hecho virales los mensajes y las imágenes pidiendo sorpresas para el año que entra, que sea mejor que el año que pasó y los más extremistas piden que no se le parezca en nada.
Esto desde cierto punto de vista es comprensible. Malas experiencias, dolor por la pérdida de un ser querido, decepciones, desilusiones amorosas, deudas y cualquier cosa mala que nos suceda, puede causarnos aflicción y tristeza, y lógicamente, no queremos que se repitan esas cosas.
Bien, entonces comencemos a ver cómo hacer que esas cosas no vuelvan a suceder. Piensen en algo que las evite, yo lo estoy haciendo; a ver... quizás algo haya por allí. ¿Y bien? Me rindo, no encontré nada. No hay nada que podamos hacer para evitarlas, lamentablemente, pero lo que sí puede hacer la diferencia es cómo afrontemos esas situaciones.
Es cuestión de actitud. Santiago dijo: "Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades. Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades. Por lo tanto, deben resistir la prueba hasta el final, para que sean mejores y puedan obedecer lo que se les ordene." (Santiago 1:2-4 TLA)
Allí encontramos el primer paso: Confianza en Dios. Pueden venir las dificultades, pero felices nosotros, que hemos puesto nuestra confianza en Dios.
Segundo: Quéjate menos, agradece más
A menudo nos encontramos en situaciones difíciles y siempre llega la pregunta: "¿Por qué a mí? si yo soy tan bueno, no robo, no miento, no bebo, no fumo..."
"¿Por qué le pasan cosas malas a gente buena? eso solo ocurrió una vez y él se ofreció", dijo R.C Sproul Jr. El primer problema está en que nos creemos buenos, cuando la realidad es que no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:12). El único bueno es Dios, y si siendo bueno, él no preguntó por qué le pasaban esas cosas, ¿quienes somos nosotros para cuestionar cuando nos pasan cosas malas? Jesús sabía que había un propósito, que debía padecer todo eso con la intención de salvarnos. Por eso cuando nos pasen cosas malas, sepamos que no somos buenos y que esto es poco para lo que merecíamos (Romanos 6:23). No nos quejemos, más bien agradezcamos porque al superarlas, tendremos recompensas.
Tercero: Sueña en grande
De niños, a todos nos preguntaron qué queríamos ser cuando grandes y todos teníamos un sueño grandioso, algo que todos los grandes veían imposible y se reían falsamente para alentar nuestras locuras infantiles. Pero algo pasa en el camino. Nos vamos haciendo tan aburridos, tan encerrados en nosotros mismos, tan adultos cascarrabias que dejamos atrás esos grandes y fantasiosos sueños solo porque los vemos infantiles.
¿Qué pasó con el que quería ser astronauta? Tal vez terminó siendo empresario; ¿qué sucedió con el que quería ser director de orquesta, o estrella de televisión? terminó siendo abogado. ¿No es triste la historia? El entorno nos corta las alas; nosotros no hacemos el mínimo intento por impedir que las corten. Si quiere estar satisfecho con usted mismo, sueñe en grande y ponga su esfuerzo en lograrlo. Una vez alguien me dijo: "Un sueño debe ser tan increíble que todos digan que no se puede y tan grande que valga la pena morir por él".
Antes de que lo pregunten, sí, lo más importante es buscar a Dios primero y colocar nuestros sueños en sus manos; pero hay que soñar y anhelar lo que soñamos. Dice el Salmo 37:4 Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas.
Por último: Ten Fe
No lograrás nada de lo que te propongas si no tienes fe. Fe en que lo lograras porque Dios va contigo. Quizás aún no veas que las cosas van como quieres, pero si puedes creerlo, si puedes tener fe, sucederá. ¡Vaya, Leo! dime algo que ya no sepa. Sí, eventualmente lo sabemos, pero cuánta falta nos hace tener más fe en Dios.
En tantas ocasiones fallamos, erramos, nos rendimos por falta de fe. La fe es la certeza de que obtendremos algo que esperamos que suceda, la seguridad de que hay algo que aún no vemos, pero que ya está allí. La fe es pisar donde no hay piso, caminar sobre las aguas sin temor a caernos porque El Maestro nos sostiene las manos. La fe rompe el espejismo de la duda y nos otorga determinación.
Quizás esto te ayude a reflexionar en que no se trata del año, se trata de ti. Así que, no esperes mucho del año nuevo, si realmente no esperas hacer mucho más de lo que hiciste el año pasado.
Leonel Zapata